Luz que caminas entre sombras
del largo y austero pensamiento,
atando con fuerza aquellas manos,
despertando el amor que llevan dentro.
Luz que bañas las aguas
con cándido calor acostumbrado,
iluminando la voz en el silencio
apaciguando el mundo de los sueños
amainando el huracán de los deseos.
Calma el alma atormentada,
del niño que aún llevamos dentro,
destierra la amargura de los besos,
que dimos y jamás se recibieron
de los sueños que jamás contamos
de los vivos que un día se marcharon,
de los dueños de nuestros desvelos.
Levanta las pasiones muertas,
los amores cegados o dormidos,
Las palabras que nunca dijimos,
las que enterramos en el raudo olvido.
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